Año nuevo, año viejo

Sin querer la escena se repitió, aunque con ciertas suplantaciones en los personajes ,excepto esta humilde servidora, el año nuevo de todos los años. Pase el año nuevo en mi antiguo hogar en Magdalena, en realidad fue en casa de una amiga muy cercana. Cené a las 11 de la noche un rico pollito a la braza junto a otras 4 mujeres, cada una representando a una época diferente :

- M: recién casada, con 23 años. Con un carácter más histérico que mío. Muchacha con la que sólo congenié cuando ella era un adolescente y yo una pre teneenger. Se veía a escondidas con su enamorado en mi casa, luego olvidó los secretos que me contó, empezó a mirar a todos con desprecio y se casó hace un año, yo creo que para demostrar muchas cosas.

- K: Sin pensar una de mis amigas más cercanas. La amistad de su madre y la mía surgió gracias a la nuestra. Admiro su gran personalidad, ella no ha cambiada ni una pisca: es fuerte como un roble, feminista aunque no se de cuenta que lo es y alguien de quien nunca pensé conservaría amistad. No hablamos mucho, solo nos contamos algunas cosas, tocamos el tema de siempre( hombres puaj!) y me dijo lo que todos me dicen desde que regresé: “ liz has cambiado mucho”. Me sentí mal de no hablar tanto con ella. Pero es que cuando pasa tanto tiempo y pasan tantas cosas no sabes por donde empezar, al menos eso quise hacerme creer a mi misma.

- Sra N: Madre de las susodichas, buena amiga de mi madre. Me acogió en su casa sabiendo que estaba sola, absolutamente sola en Lima pues mama se fue a chiclayo y no quise acompañarla. La sra. N tiene carácter, igual que K. En la mesa ella representaba el tiempo, la sabiduría, la generación mas borrascosa de las que estaban ahí presente.

- A: Una pequeña de 10 años que con cada palabra que decía me hacía pensar en lo diferente, pero casí igual que fui cuando tenía esa edad. Yo tambien era una niña solitaria, pero A, al igual que sus hermanas tiene carácter, algo que yo tenía, pero que descubrí ya terminada la edad escolar.

Cenamos y reímos entre bromas. A las 12 comí apresurada las uvas, solo pude tragar 3 que representaron mis tres deseos mas importantes, el resto ... se fueron a la porra, como casi todo ese día; como mi larga cabellera, la dieta y mi familia.

Disfruté de una gran vista viendo lindos fuegos artificiales. Tome una copa de vino semiseco, reí, recordé y cerca de las 2 de la madrugada fui a dormir.

No cumplí mi cábala de bailar, aún tengo la esperanza de que los años impares son de buena vibra para mi.

Ese día, esos pocos minutos recordé que el camino de este nuevo año recien comienza, caminré, noqueda de otra. El pasado importa, mientras se quede en su lugar. Hoy sé que no soy la misma Lizbeth de siempre, más allá de las aseveraciones que todos mis conocidos, amigos y familiares me han hecho. Será que el año viejo marcó mi año nuevo? Supongo que si.