miércoles, 27 de diciembre de 2006

Bolsa de trabajo

El 13 de julio del 2006 cumplí mi mayoría de edad, algo que deseaba desde que comenzó mi adolescencia. Pero ahora me parece algo más que estresante.
Terminé el 4to ciclo de la universidad el 7 de diciembre de este año que, de paso, también termina. Y enrumbé a lima por razones personales y de diversión. Luego de miles de discuciones y de sentirme más que aburrida, reflexioné sobre lo que era y encontré una frustrante respuesta (y digo frustrante porque soy realista y no trágica) : soy una desempleada más en una ciudad que cada día se encuentra más poblada, contaminada y muchos "adas" más.
Luego de sentirme tonta y golpearme la cabeza una vez contra el respaldar de mi cama, tomé la desición más previsible: buscar trabajo. Y aunque paresca iverosímil ¡lo encontré!
Di mis datos, y esa misma noche me llamaron por telefono y me dijeron que al día siguiente debía presentarme a trabajar. Todo suena muy bonito no? pues no lo era tanto, hay un pequeño detalle que no tomé en cuenta: nunca en mi vida había trabajado. Muy triste mi situaciòn verdad?. Pues me aventé a la piscina y sin salvavidas.
Fui a trabajar y bueno nunca en vida me había sentido tan poca cosa. Es triste y melodramàtico contar esto, pero es la verdad. Lo peor de todo es que mi trabajo no es cualquier trabajo, es algo que no tiene nada que ver con mi forma de pensar, ni de actuar. La verdad s que odio trbajar ennuna boutique y salon de belleza. Para los que me conocen seguro soltrán una enorme carcajada al enterarse de mi "desgracia". No es que me averguenze de trabajar porque el trabajo, como escuché por allí, dignifica a la persona. Lo triste es que hago algo que realmente no me gusta, pero mis necesidades económicas son más grandes que otras cosas.
Todo esto me llevó a pensar, en cómo se sentiaqn miles de chicos que terminan la universidad y trabjan en diversos oficios totalmente diferentes a los que ellos pensaban hacer luego de graduarse. Y todo ello me lleva a pensar en cuán mal está la situaciòn laboral en nuestro país. Hoy me toco a mi hacer algo que no tiene nada que ver con lo que estudio en mi universidad, pero cada dìa hay màs gente que taxea, que es vendedor , pero que se pasó 5 años de su vida estudiando economía.
Bueno este es un simple testimonio... espero que sirva de algo

jueves, 7 de diciembre de 2006

ella.. yo



No soy delgada, ni alta como una montaña. Tampoco soy cristalina, ni tierna, mucho menos dulce. Podría decirse que soy todo lo contrario: soy áspera, gruñona hasta el cansancio y algo ruda en mis expresiones. La belleza física no es algo que me caracterice, no tengo rasgos finos y mi cuerpo es una rara mezcla de voluptuosidad y formas indefinidas que asombra a cualquiera. Mis ojos son marrones, mi mirada es gris; mis manos son pequeñas y cortantes; mi boca es carnosa hecha de dulce picante que lanza comentarios de fuego ; mi nariz es una pelotita de ping pon, y mis orejas ... mejor no hablemos de ellas. Mi cabello es un cuento aparte, es lo que más me gusta de mi anatomía tan heterogénea: es negro azulado, serpenteado, aterciopelado; es una catarata de gran altura, y a pesar de ser más rebelde que un adolescente, me encanta peinarlo tres veces al día y trenzarlo todas las noches. En lo personal puedo decir que soy un espíritu desordenado, que gusta de la buena vida y que tiene poca vergüenza, que gusta del rock, de las galletas de chocolate, de los cigarros mentolados y de Julio Ramón Ribeyro. No suelo ocultar mis defectos, no es mi estilo. Soy hipócrita, pero sincera cuando es necesario; vengativa y rencorosa como si fuera parte de la mafia; perseverante para dar de beber a mi enorme ego, y egoísta como consecuencia de no haberme criado con hermanos; soy solidaria con los verdaderos amigos, cariñosa sólo con mi madre y alegre cuando el cielo está a mi favor.


En resumen, fotografía en blanco y negro; sin colores, pero con mucho brillo.

síndrome de " IMPACTACIÓN"

Te ví entre aquellas luces rojiverdes
Entre los aplausos y las botellas de licor
Y allí empezó a rondarme el síndrome de impactación.

Rayando mi piel y escarbando en los zócalos de mi cerebro
Se metía tu imagen en mí
Esa imagen de niño travieso con ganas de joder

Y tu voz sonó como un susurro
En mi cerebro cuando llegaste a
“pero tu despertaste de este sueño”

Y el impacto fue mayor, porque
Abriste las heridas semiciratizadas
Y el impacto fue mayor porque
Me gusto tu simple esencia musical
Tu sonrisa entrecortada y tu voz grande pequeña