Te odio y te quiero

En el transcurso de nuestras vidas nos topamos con cada cosa, en sí nuestro destino está entrecruzado por cosas, sentimientos, lugares, personas que muchas de las veces suelen dejar una huella más que notable. Pero haciendo un balance la mayoría de esas cosas son cosas que llegamos a amar, pero antes de amarlas solemos ODIARLAS.

Muchas personas comenzamos odiando algo y terminamos amando o hasta ADORANDO eso. No me van a decir que no les a pasado que comenzaron detestando completamente una cosa y gracias a la escurridiza costumbre y el contacto terminaron amándolas.

Un ejemplo de esta relación ODIO-AMOR , es el típico enamoramiento al que yo llamo “no me gustas, pero sí”: muchas personas, incluyéndome, empezaron odiando, detestando a quién en un futuro, muchas veces corto, sería el “amor de su vida”. Es algo así como una sensación repulsión-atracción, solemos amar lo que odiamos inexorablemente, claro que eso no ocurre con todo lo que aborrecemos.

Ocultamos en lo más profundo de nuestro interioridad invisible aquel amor disfrazado de odio y repulsión. Particularmente, muchas de las veces terminé amando lo que en algún momento me parecía lo más detestable.

¿Será que el odiar nos atrae más? O ¿que del odio al amor hay menos de un paso, y lo “detestable” es algo que simplemente raya muy de cerca en lo que adorable?

Creo que los humanos tendemos a eso, a guardar en el baúl del inconsciente lo que realmente sentimos y pensamos que envolviendo eso con un “ajj”, un “lo odio”o un “no me gusta” no saldrá jamás de allí. ¿Será que somos unos hipócritas?

Lo único seguro en esto es que al menos cuatro de cada cinco personas odia lo que muy en el fondo ama.